domingo, 3 de noviembre de 2013

Rebabas de amargura

Las olas pasan por mi cabeza sin que el callado frescor me despierte. La cuna de arena que me cubre no es más que una fuerza que yo contenga pero no manipulo; la aniquilación de ella sería como deshacerme del último árbol que posa en un bosque. Quisiera seguir buscando alguna guía, faro o claraboya que me permita ver un más allá, un ocular rescoldo donde un ojo pueda posar y revisar una película rosa o las fotografías de un desconsolado amanecer… A veces el placer de la estética no provoca que mis sentidos se alteren, pero el resquebrajamiento de uno de mis sentidos o deseos, es como quemar las ventanas de mi alma y llorar rebabas de amargura.



Ahora tengo que apagar el fuego, ponerme el sombrero de bombero y volverme a sacudir luego.

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