Estaba en la nopalera cubriéndome del sol;
fumaba marihuana cuando miles de sombrerudos pasaron como colmena en la polvosa
vereda. Cada día era una desbandada y me quedaba con menos marihuana; cada día
bautizaban a bandidos y matones como generales; cada día menos parientes yo
tenía. Y pues qué más da, la vida viene y se va: ya llevo muchos años por acá
en la misma nopalera, cambié mis huaraches por tennis nike, y que siempre despierto y veo al mismo matón ahora como
dinosaurio en su trono tricolor, pero eso sí, con diferente peinado y más
chulo. Sí que sí.
lunes, 18 de noviembre de 2013
La eterna nopalera
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