Cacarámba
estaba en el pórtico hablando consigo misma:
-Cuando
llegaras mi amor, vida del todo consuelo…
Cacarámba
seguía sin respuesta; ya que ella estaba hablando sola, consigo misma.
>>Seguid
vuestro consejo, y no mirad al Océano, si no, morirás de soledad en él, ya que,
el Océano, es tan profundo, triste e infinito que te comerá viva, pero antes de
viva: Triste. <<
Cacarámba
recordó aquellas palabras de su amado. Todo cambio, ella ya había roto aquella
promesa que se hicieron los dos.
Adiós
Cacarámba, el mundo no fue hecho para ti, pero tal vez después si.
Y
Cacarámba cae desde su terraza hasta el temible océano, el cual la devoró sin
dejar un rastro alguno de ella…
Ahora,
la espuma de ese mar es negra de luto por las noches, clara y brilante
esperanzadora por las mañanas.
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